UNA LUZ DE ESPERANZA PARA LAS FAMILIAS DE DUBBO
Dubbo vive en la oscuridad en un 99%, sólo el 1% de la población rural tiene acceso a la electricidad.
Los niños en el mundo rural deben atender al ganado, ir a por agua, ayudar a la familia con los trabajos, etc; durante el día en su mayoría van a la escuela. Estudian ya por la noche, cuando casi ya ha anochecido, después de cumplir con otras obligaciones que contribuyen al sustento de sus hogares. Tener luz que dé vida a los libros es un lujo para ellos. La luz es muy cara y es imposible acceder a ella a las familias que deben mantenerse con menos de 1 € al día.
En la actualidad las familias de Dubbo utilizan velas o lámparas de queroseno para alumbrar los tukules. El queroseno es un combustible peligroso que puede causar daños respiratorios e incluso cáncer de garganta y de pulmón, o incendios en los tukules que están construidos de hierba y madera.
El proyecto “Una luz de esperanza” consiste en llevar luz por la noche a las familias gracias a una simple lámpara solar, que les proporcionará una iluminación de calidad, lo que supone considerables beneficios. Por ejemplo, mejora la educación de los niños que pueden estudiar y hacer sus tareas más allá de las horas de sol. También mejora la salud y la calidad de vida al sustituir la iluminación con lámparas de queroseno, aceite o velas, con este tipo de iluminación limpia, reduciendo además las emisiones de gases contaminantes y de CO2 procedentes de la combustión; además la carga por luz solar supone un ahorro económico en la compra de queroseno o aceite ya que la lámpara se carga con la luz solar y en Etiopia en las horas centrales del día es abundante.
La lámpara Luci es una lámpara inflable que pesa poco más de 100 gramos y ocupa muy poco espacio cuando está deshinchada. Es resistente al agua y tiene una batería de litio que proporciona entre ocho y doce horas de luz. Incorpora diez diodos LED que iluminan alrededor de 1,5 metros cuadrados. La batería se carga a través de dos pequeños paneles solares situados en la base. El tiempo de carga es de una seis horas y la carga de la batería se llega a conservar durante tres meses. Luci proporciona entre 8 y 12 horas de luz por carga.
La lámpara Luci puede funcionar de tres modos: con dos niveles de intensidad y de forma intermitente, parpadeando, como indicador o aviso de emergencia. Ofrece una fuente de luz brillante y práctica; es una solución para suplir la falta de tomas de electricidad, el uso de lámparas de queroseno o velas y también puede ser útil en casos de situaciones de emergencia.
Luci es una lámpara hinchable, ligera, resistente al agua y se carga con la luz del sol. Está pensada para proporcionar luz limpia y gratuita a zonas sin electricidad. Una lámpara asequible, una luz de esperanza para las familias de Dubbo.
“Si pensáramos en los demás antes de preocuparnos en nosotros mismos este mundo sería un mejor”. Que levante la mano quien piense lo mismo...
ÁNIMO HABTAMU, estamos contigo
Habtamu es un niño de 12 años de Boloso Sore, Legamo
Kebele (Wolayta) que necesita ayuda urgente. Hace un mes Habtamu cayó en el
fuego mientras jugaba con su hermano y se quemó los brazos y las manos. En la
actualidad se recupera bien de las quemaduras pero tiene las manos muy
deformadas y necesitan una cirugía especializada para liberar todas las
contracturas, hacer varios injertos de piel en las zonas más afectadas y la
medicación y curas correspondientes. Desde el Pequeño Hospital de Dubbo,
aconsejan trasladar a Habtamu a un Hospital de Addis Abeba, para ser
urgentemente operado y no perder la movilidad total. La familia de Habtamu es
muy pobre y no tiene medios suficientes para este gasto tan grande: transporte,
ingreso, intervención, curas, injertos y comida; en total aproximadamente 700
euros que gracias a la Donación de Carolina Galiano
Hernández con su exposición fotográfica “Wolayta” hemos enviado para trasladar
a Habtamu a Addis Abeba lo antes posible. Desde que ha recibido la noticia, a
pesar de su situación crítica, es un niño feliz.
En Etiopía hay muchos casos de
quemaduras y la mayor parte de ellas son en niños, ya que dentro de los tukules
el fuego está en el suelo, tanto para cocinar como para mantener la casa
caliente. Nos encontramos muchos casos de quemados en el Pequeño Hospital de
Dubbo; algunos no han podido sobrevivir o bien han quedado con secuelas
importantes para toda su vida, dado que la mayoría de las familias carecen de
recursos suficientes para las operaciones, curas y medicinas que el enfermo
necesita; además todavía hoy en día, se recurre en muchos casos a brujos
locales que aplican principios de medicina tradicional, como emplastos de
hierbas para la cura y cicatrización de quemaduras; esto unido a la escasez de
agua e higiene provocan grandes infecciones, ya que el enfermo no recibe
asistencia médica apropiada en el momento adecuado.
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