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Exposición Fotográfica Carolina Galiano Hernández

INE / ANTE / ISUA 
(YO / TÚ / ELLA)

Nacer como mujer en Etiopía es hacerlo marcada para el resto de sus vidas, el sometimiento de la mujer etíope es generalizado.

En las comunidades tradicionales los hombres son quienes toman todas las decisiones, el acceso a la tierra y la participación en las organizaciones y reuniones de la comunidad también dependen del cabeza de familia masculino.

Una estadística oficial indica que el 68% de las etíopes consideran que ser golpeadas está justificado bajo algunas circunstancias.
Las mujeres recorren largas distancias a pie para recoger agua y leña, llevar los productos al mercado o el grano a moler. Recaen sobre ellas las tareas domésticas y el cuidado de los pequeños, los ancianos y los enfermos. Según un estudio de UNICEF, la mujer que vive en el campo trabaja una media de entre 15 y 18 horas diarias, y es responsable de más de la mitad de la producción agrícola de subsistencia.

Etiopía es un país joven, el 40% de sus 77 millones de habitantes tiene menos de 15 años y la mitad de este porcentaje son niñas.

A más de las tres cuartas partes de las niñas se las someterá a la mutilación genital, una práctica ancestral, que aunque haya sido prohibida, se sigue practicando en las zonas rurales. Las lesiones pueden causar la muerte, dolor crónico, infecciones, desorden post-traumático, complicaciones en el parto. Además de lo que persiguen: restringir el deseo sexual.

En las zonas rurales, las niñas adolescentes se enfrentan a importante problemas de salud como resultado de un inicio demasiado prematuro en las relaciones sexuales, el matrimonio, y la maternidad. La media de edad para casarse se sitúa en torno a los 16 años, que normalmente se lleva a cabo con hombres más de 10 años mayores que ellas.

Cuando la miseria es grande, una niña representa una carga para la familia y casarla a un hombre adulto asegurará el futuro tanto de la niña como el de la familia de ésta.

Las niñas que han rechazado casarse, son a menudo secuestradas y violadas por los hombres hasta que queden embarazadas, en el mejor de los casos estos hombres proponen casamiento y se encargan de “negociar” entre las dos familias, en caso contrario serán abandonadas a su propia suerte y por lo general terminarán incrementando el índice de la prostitución.

La vida para la mujer etíope consiste en un mero ejercicio de supervivencia. Si nacer en Etiopía es una desgracia, hacerlo como mujer es una maldición.


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